miércoles, 28 de diciembre de 2011

Federico Cook, Argentina

Al igual que un gran santo de la Iglesia Católica, Agustín de Nipona, y un gran político peronista como Arturo Jauretche, tuve el honor de nacer un 13 de noviembre, en mi caso en el año 1974. Será por ello o por meras coincidencias que la vida me hizo político, peronista y aspirante a la santidad.

Soy nacido en la Ciudad de Buenos Aires, aunque a los seis años me mude junto a mi familia a la Ciudad de Florianópolis, Estado de Santa Catarina, Brasil. Allí viví 12 años de mi vida, durante los cuales pude descubrir que salvo en el futbol – donde los brasileros les cuesta admitir que Maradona fue el más grande de todos los tiempos- los latinoamericanos tenemos muchas cosas en común y estamos llamados a vivir como hermanos.

Con el deseo de volver a mi pago, en el año 1993, retorné a mi querida Argentina. No es que no me gustara vivir en Brasil, Florianópolis es un lugar precioso, el más bello que he conocido, pero en el fondo de mi corazón, quería hacer algo por mi patria.

Me recibí de abogado en la Universidad de Buenos Aires con especialización en derecho administrativo, hice dos años de filosofía en la Universidad del Norte de Santo Tomás de Aquino y un Posgrado en Políticas Públicas en la Universidad Torquato Di Tella donde me falta entregar la Tesis.

En lo laboral, a lo largo de estos años, trabajé en un colegio, en el Poder Judicial de la Nación, en el Poder Judicial de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en la Defensoría del Pueblo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en la Cámara de Diputados de la Nación y en el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

En la actualidad, a la vez que ejerzo la profesión y doy clases de Teoría del Estado en la Facultad de Derecho de la UBA, ocupo el cargo de Director de Proyectos de ACEP - Asociación Civil de Estudios Populares- que trabaja conjuntamente con la Fundación Konrad Adenauer en la formación de dirigentes políticos con visión humanista cristiana a lo largo y lo ancho de nuestro país. En por ello que esta prestigiosa Diplomatura en Economía Social de Mercado es particularmente importante para mí y la institución que represento ya que entre los temas que más promocionamos se encuentra la temática que aquí se enseña.

Creo en Dios, en el ser humano y su capacidad de construir bien común por medio de la política. Y tengo un sueño: Estoy persuadido que serán hombres y mujeres formados en la doctrina humanista cristiana los que liderarán nuestro pueblo latinoamericano hacia el desarrollo integral de todos y cada uno de los que habitamos en este bendito suelo.


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